Tratando de ser parte de la solución… y de prepararme para esa “anormalidad recurrente” - ayer se lo escuché a Laura Restrepo y me pareció tan atinado- compuesta de muchos días después. Consciente de que una de las pocas cosas que sabemos sobre lo que viene es que será tan disruptivo y al mismo tiempo tan potencialmente generador que no nos va a dejar otro camino inteligente que el de la transformación.
A los grandes dilemas que ya no sabíamos cómo afrontar en el mundo como lo conocíamos se van a unir muchas incógnitas que solo serán abordables desde una red de liderazgo colectivo. Muchos “días después” que solo podremos emprender con éxito colaborando desde múltiples espacios en formas nuevas, comprometidas, poderosas y creativas.
Parece por tanto el momento kairós para fortificar la gran “red de esperanza” de la que muchos me habéis oído hablar. Una red que tiene como requisito de entrada el incluir también el bienestar de los otros en nuestro concepto de felicidad… y el estar dispuestos a dar lo mejor que tenemos para vivir este rito de iniciación colectiva. El momento kairós para relanzar mi blog. Necesito volverme a enamorar… y soy consciente de que el camino para lograrlo es restablecer el contacto con la nave nodriza, encarnada en todos mis cómplices esparcidos por el mundo.
No quiero imaginarme lo que viene sin amor. Creo al mismo tiempo que vivirlo desde ahí nos traerá un mundo nuevo pleno de despertares, imágenes, texturas, metáforas, colores y sensaciones. Y a nuevos espíritus afines, ojalá menos magullados y más ligeros de equipaje… para construir juntos relatos que nos vuelvan a ilusionar, que despierten nuestra imaginación, y que nos lleven a creer que se puede y a ponernos a la tarea.